Maximilian Schachmann: Motivación es su segundo nombre de pila

Maximilian Schachmann: Motivación es su segundo nombre de pila

Abril 2021

Con el compromiso del joven Maximilian Schachmann (27 años), el equipo bávaro BORA – hansgrohe se ha quedado con uno de los ciclistas alemanes más prometedores. Lleva los colores del BORA – hangsgrohe desde 2019 y, por suerte, seguirá llevándolos hasta (como mínimo) 2024. En el equipo, Evolución duradera y Evolución sostenible se escriben en mayúsculas. En los últimos dos años, los grandes logros de este simpático berlinés lo han llevado a la cima del mundo del ciclismo, con seis victorias durante el primer año, entre otras, el codiciado título de campeón nacional en Alemania. En la primavera de 2020 pudo ir aún más allá y conseguir la victoria general en la prestigiosa carrera de largo recorrido París–Niza. Dicho logro y una muy respetable 3.ª posición en la clásica Strade Bianche demostraron que no había que perder de vista a Max en esa temporada especial de 2020, más corta de lo habitual. A pesar de la fractura de clavícula que sufrió justo antes del Tour, también en Francia hizo una carrera impresionante.  Max mira siempre hacia delante; no se lamenta demasiado tiempo por una ocasión perdida, sino que se centra en las numerosas oportunidades que tiene por delante. Esto mismo ha demostrado en su primera carrera de 2021, la París–Niza, en la que ha podido repetir victoria en la trepidante final de la «Carrera del Sol». En BORA – hansgrohe nadie duda de que Max va a seguir dando grandes titulares en el futuro.

Créditos fotografía:

BORA – hansgrohe / Bettiniphoto

BORA – hansgrohe / Ralph Scherzer

BORA – hansgrohe / Chiara Redaschi

BORA / Stefan Schütz

Alguien que sabe lo que quiere

Max parece tener las cualidades perfectas para hacerse un nombre en el deporte de élite. No hay carrera que no analice minuciosamente para detectar sus propios fallos y las posibilidades de mejora. También tras los éxitos recientes, Max sigue trabajando y es imparable. Quiere más. Cuando habla de sus metas, lo hace sin ambages; no tiene ningún problema en formular con total claridad sus objetivos. Hay quien pueda interpretarlo quizás como arrogancia, pero no se trata más que de una sana confianza en sí mismo, determinación y enfoque. Si no consigue algún objetivo, enseguida centra su atención en el siguiente, en la siguiente oportunidad. Un análisis objetivo de sus logros y su éxito le dan la razón. Pero el joven ciclista no es ni mucho menos de carácter obstinado, sino que bromea y tiene un trato abierto con los demás; de sus labios siempre sale un saludo amable. Este estilo alegre, junto con su curiosidad y su sensatez, son cualidades que le granjean muchas simpatías dentro del mundo del ciclismo profesional.

La hermana mayor de Max, Carolin, que jamás se perdía una etapa del Tour de Francia, fue quien junto a su padre llevó a la familia la pasión por el ciclismo. Pero el momento clave para Max fue seguramente su primera carrera, que finalizó en 3ª posición a sus entonces 11 años. Poco después se unió al Marzahner RC y más tarde al Berliner SC, los clubes regionales de ciclismo. Uno de sus primeros entrenadores, Michael Lemke, supo ver muy pronto el extraordinario talento de Max, y con un entrenamiento bien dosificado creó las bases para su posterior salto al WorldTour. Lemke confirma además la suposición general sobre el carácter de Schachmann: «Max se mostró ambicioso desde el principio.» Las primeras señales de su talento se veían ya a diario cuando iba a la escuela, recorrido que hacía, por supuesto, en bici. «El trayecto en bici a la escuela era obligatorio, además de un buen entrenamiento», recuerda Schachmann. Aquí puso la primera piedra para sus posteriores dotes de contrarrelojista porque el recorrido en bici era ya entonces una lucha contra el tiempo, o mejor dicho, contra la campana de la escuela. No eran infrecuentes los mercadillos callejeros por la mañana temprano, así que solía tener problemas para llegar puntual a clase. Sin embargo, su asignatura favorita no era Educación física. «La gimnasia se me daba fatal; ahí sacaba mis peores notas.» Para Max siempre fue muy importante tener una buena formación; en el instituto hizo su bachillerato por la rama de las ciencias naturales. No fue una época fácil, ya que el deporte de alto nivel suponía una doble carga. Al terminar el instituto, estuvo cuatro años entrenando en la categoría sub-23 antes de dar el salto a la cantera profesional. De no haber sido así, le habría gustado estudiar ingeniería industrial. En 2013 recibió la oferta del equipo Thüringer Energie, al que siguieron otros tres equipos continentales, hasta que en 2017 firmó un contrato con el WorldTeam belga Quickstep Floors. Y ahí es cuando empezó su historia de éxito.

Impresiona su fortaleza mental

Naturalmente, el éxito transforma a las personas, también a Maximilian Schachmann. Eso no lo puede negar. Pero incluso cuando todos los focos le apuntan a él, es capaz de gestionarlo muy bien y sacar partido de la expectación de manera muy provechosa, tanto a nivel deportivo como personal. En el ámbito privado, el alegre berlinés no ha cambiado, aunque sí que subordina todo lo demás a su profesión como deportista. En 2018 se mudó con su novia, con quien mantiene una larga relación, al lago de Constanza en Suiza, que ofrece las condiciones ideales para el entrenamiento. «Es realmente difícil encontrar una compañera que acepte todos los cambios y que no tenga ninguna queja por tener que estar sola a menudo. Me siento muy agradecido.»

Max sabe que un ciclista profesional debe estar en forma no solo física, sino también mentalmente. A pesar de varias lesiones en los últimos años —que han desbaratado algunos sueños—, impresionan su fortaleza mental y su enfoque positivo, que le hacen volver a levantarse y mirar siempre hacia delante. Calcáneo roto en varios fragmentos en el Tour de Polonia, fractura del metacarpo en el Tour de Francia 2019 y fractura de clavícula en el Giro de Lombardía, que a punto estuvo de dejarlo en casa para el Tour de Francia 2020. El duro berlinés posee la perspectiva realista necesaria para volver a centrarse en el siguiente objetivo con pensamientos positivos. Su entrenador, el luxemburgués Dan Lorang, que también entrena a Emanuel Buchmann, Lennard Kämna y Pascal Ackermann, le da el apoyo que necesita para ello. «Yo busco el éxito y por eso siempre llego al límite con la bicicleta», declara Schachmann, para quien las caídas forman parte necesariamente del desarrollo de un ciclista profesional.

Un caballo de tiro generoso

Maximilian Schachmann, junto a sus compañeros de equipo alemanes Buchmann, Ackermann y Kämna entre otros, forma parte de una nueva generación en el ciclismo alemán. Se siente bien en ese papel, ya que considera que tiene la responsabilidad de defender el juego limpio y digno, y de transmitir así valores positivos a deportistas jóvenes: profesionalidad, espíritu de equipo, disciplina y ambición.

Además de su compromiso para con el equipo y los patrocinadores, Max también se involucra en fines caritativos. Desde 2019 es embajador de la fundación «Right to play», que reúne a niños y jóvenes principalmente de Asia y África en torno al deporte, y les ofrece protección, capacidad de autodeterminación y acceso a la educación. El compromiso de la fundación enseguida resonó con él. «Me siento feliz y orgulloso de poder contribuir para estos objetivos.» Ya ha tenido la oportunidad de ver él mismo el proyecto que está en marcha en Etiopía.

La mente puesta en los sueños y la vista en las metas

Max se siente como pez en el agua en el BORA - hansgrohe. Aunque de momento participa en casi todo, en el equipo se quiere estudiar con él durante los próximos años para qué carreras tiene su mayor potencial y qué dirección debe tomar. Tras repetir victoria general en la prestigiosa carrera por etapas París–Niza en marzo, ya no es solo el jefe del equipo, Ralph Denk, quien conoce su potencial. «Con esta victoria está claro que se ha consolidado como ciclista por etapas», afirma Ralph Denk. «Veremos hasta dónde puede llegar por este camino, pero Max también tiene claramente otras muchas cualidades: es un buen contrarrelojista, fuerte en la montaña y potente en los sprints desde grupos pequeños. Queremos ayudarle durante los próximos años a encontrar su lugar.» Antes de irse al BORA – hansgrohe, Max analizó el equipo con lupa. Lo convencieron el apoyo individual y el trabajo meticuloso. «Es impresionante ver lo que Ralph Denk ha construido durante estos años.»

Con los últimos éxitos aumentan las expectativas. Pero a sus 27 años, el joven ciclista se los toma con serenidad. «Desde los medios siempre se espera que uno siga sumando victorias. Pero para mí es más importante el feedback dentro del equipo y en torno a él.

Ya sean victorias en el Tour de Francia, en monumentos del ciclismo o incluso el título de campeón mundial, se trata de metas y sueños concretos para Maximilian Schachmann. «Correr durante toda una temporada con el maillot arcoíris debe de ser una sensación maravillosa.» Un sueño que, sin lugar a dudas, para alcanzarlo primero hay que tenerlo. Y Max nunca deja de soñar.